lunes, 5 de septiembre de 2016

Cosas recuperadas. 1991. Documento de petición y aceptación de “abuelidad”

Pura paranoia. Pero éramos más jóvenes, y entrábamos al trapo. Y esta es una de esas cosa absurdas que uno hace… y de las que nunca se arrepiente.
Por aquel entonces sólo hacía caligrafía muy de tarde en tarde, no existían los blogs, y no había ideado a Ferdinandus, d.s.
La cosa fue, más o menos, así: cuando mi esposa quedó embarazada de nuestro primogénito y lo comentamos en familia, mi suegro, que tenía un punto divertido, hizo como que se sorprendía de que no le hubiéramos pedido permiso para llevar a cabo tan magna hazaña. Y yo, que era ameno y fácil de “engrescar” le dije que no se preocupara porque, aunque tarde, algo idearíamos para enmendar ese tremendo error. 
Así que decidimos realizar el manuscrito siguiente, que le llevamos en nuestra siguiente visita, firmamos los tres y, durante años, estuvo colgado en su casa.

Tras una atinada frase de las Filípicas de Cicerón, que podría traducirse como: “Nada dura para siempre, una edad sucede a otra”, este fue el texto utilizado:
Nos, Godelieve y Fernando, dilectos esposos, futuros padres e ignorantes aún de los atributos y condiciones del Nonato.
Reunidos en capítulo en el Año de Gracia de Mil Novecientos Noventa y Dos y de común acuerdo
Decidimos: Solicitar de Vos: Jozef Emiel Van Schoor Verest
El honor de aceptar los derechos y deberes inherentes al ejercer de Abuelo del todavía Innominado Ser que ha de llegar al Mundo como Hijo Nuestro tras la canícula.
Mas señalamos que: Tal y como a nuestros progenitores no les fue dado uso ni privilegio de consulta sobre nuestro deseo de ser, o no, Nacidos, así tampoco los haya para que Nos, en la medida de nuestros quehaceres, nazcamos a otros. Que la Naturaleza y el Destino, que todo dominan, sean los que decidan el paso de las generaciones y los títulos familiares a ello debido.
Y desde el respeto que por las Leyes de estas Fuerzas  sentimos, elevamos nuestra petición en lo que a la existencia social toca, dejando en sus designios la definitiva decisión de hacernos: a Vos, Abuelo, y a Nosotros, Padres.
Y es deseo Nuestro que todo llegue a buen fin y que nos sea concedido, para iniciar esta andadura, de tales Fuerzas la Gracia, y de Vos, la Bendición. 
Y para que así conste, firmamos y rubricamos este documento bajo el signo de Géminis.
Solicitamos    Acepto y asumo
(aquí nuestras respectivas firmas)
Unos meses después, bajo el signo de Leo, nacía, ahora hace 25 años, nuestro hijo Guillermo.
Ferdinandus, d.s. 


P.S. Ojo, él nació, y este escrito se hizo, en 1991, pero lo de 1992 no es un error, ya que datamos en A.G. y no en A.D., con la diferencia de 9 meses que ello comporta.

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